VOLUNTARIADO Europeo 2011: creador de buen ambiente.
Felicidades
a todas las personas voluntarias, de aquí Sebastopol (Ucrania). Donde hay
voluntariado, ¡sí que se puede respirar! Somos un eslabón primordial que
completa el delicado ciclo vital de las sociedades. Nuestro papel: ser
nutrientes que funcionan como sabia, en este gran árbol de vida que somos las
sociedades organizadas. Contribuimos al necesario ¡Cambio climático de nuestra
sociedad!
Dentro
del ecosistema humano, purificamos el aire y oxigenamos las aguas. Somos los
vientos del sur y las corrientes del golfo. Somos la luz boreal y el magma
volcánico. El polen y el rocío. El compost de la tierra y el ozono que filtra
los rayos dañinos de una economía radiactiva. Nos hacemos presentes en la
provisión de educación y servicios, la mutua ayuda o autoayuda, la denuncia, la
gestión, la acción comunitaria y medioambiental. El voluntariado es
la fuerza magnética que une los átomos desintegrados por la
violencia estructural. Ayudamos a que se mantenga la temperatura en la que
pueden vivir micro organismos tan delicados como estos: la cohesión social, los
vínculos de confianza y solidaridad, la gratuidad, etc.
La
biodiversidad en sus múltiples formas, se hace presente en un colectivo plural:
el voluntariado, con personas de todas las nacionalidades, religiones,
condiciones socioeconómicas y edades, contribuyendo a un cambio medioambiental
positivo. El voluntariado, además, puede ser utilizado como una
herramienta para estimular a la ciudadanía Europea activa y responsable, que es
primordial para los ideales europeos y la preservación de especies en constante
peligro de extinción como: la democracia activa, la solidaridad y la
participación. Incluso, en ocasiones, el voluntariado se muestra como la mejor
barrera de contener el avance del CO2 que tanto contamina en forma de:
exclusión, pérdida de derechos, ruptura del bien estar, etc. Es una poderosa
fuente de reconciliación y reconstrucción en sociedades divididas.
A
través del voluntariado, se mueven profundas corrientes submarinas y vientos
poderosos que impulsan aerogeneradores, produciendo mucha energía: las personas
adquieren y comparten destrezas tales como el liderazgo, la comunicación y la
organización, amplían sus contactos sociales y proporciona oportunidades de
aprendizaje informal y no formal, ayudan a la integración social, al cuidado
del entorno y la cultura, a las relaciones de cercanía. ¡Todo un patrimonio
común!
Pedimos
en este día internacional, que la acción voluntaria sea reconocida como un
importante componente del objetivo estratégico de la Unión Europea, haciéndola
crecer a golpe de solidaridad y no de competitividad. Necesitamos
una amplia visión compartida del alcance e importancia del voluntariado y una
comprensión común del papel que los diferentes representantes desempeñan para
promoverlo y reconocerlo. Hay que evaluar el valor que éste representa y poner
en marcha el Manual de los Naciones Unidas sobre Instituciones sin Fines de
Lucro en el Sistema de Cuentas Nacionales. La UE necesita reconocer el
voluntariado horizontalmente en sus diferentes políticas. Debería prestarse
especial atención al reconocimiento de habilidades y competencias desarrolladas
a través de experiencias de aprendizaje informal y no formal. El papel del
voluntariado en estrategias de aprendizaje permanente necesita ser activamente
reconocido, para conseguir un ecosistema saludable, inclusivo, respetuoso con
el “gen” más precioso del ser humano: el que nos impulsa a ser felices haciendo
felices a los demás.
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